martes, 1 de septiembre de 2009

Discurso de toma de posesión deRaúl Arias Lovillo


Discurso de toma de posesión deRaúl Arias Lovillo,

como rector de la Universidad Veracruzanaen el periodo 2009-2013

Honorable Consejo Universitario General

Honorable Junta de Gobierno

Maestro Fidel Herrera Beltrán, Gobernador del Estado de Veracruz

Distinguidos invitados especiales

Compañeras y compañeros universitarios

Deseo iniciar mi intervención expresando mi sincero agradecimiento a la Honorable Junta de Gobierno por designarme, entre un respetable grupo de universitarios, rector de la Universidad Veracruzana para el periodo 2009-2013, nombramiento en el que pondré todo mi esfuerzo por honrar y respetar en todo su significado político y moral.
Agradezco las expresiones de solidaridad y amistad que universitarios, personalidades de la cultura, del sector público y privado y de los medios de comunicación, las cuales me estimularon y alentaron a participar en este proyecto educativo que es de toda nuestra comunidad.
Quiero expresar mi gratitud a cada uno de los integrantes de la administración que me acompañaron durante la gestión 2005-2009, en quienes no sólo reconozco entrega en el trabajo sino capacidad y lealtad institucional.
Con sincero respeto a este acto y a todos los presentes, permítanme hacer patente el día de hoy un sentimiento de orgullo personal: están aquí las personas que más amo en la vida: mis hijos Raúl y Patricia, mi segunda madre, Rosa Aurora; Patricia, compañera y madre de mis hijos; mis hermanas y hermanos…Evoco también la memoria de mi padres Catalina y Felipe.Les quiero decir que estoy aquí gracias a ustedes; cada uno me dio algo enorme que me motivó luchar por lo que soy; y sepan que los llevo como mis bienes más preciados y como guías de mi conducta y de mi pensamiento. Gracias, muchas gracias.
Gracias amigas y amigos de la Universidad Veracruzana y de la vida; gracias amigo Fidel Herrera, por acompañarme.
La Universidad Veracruzana emprende hoy una etapa de consolidación, de innovación y de cambio académico. De nuevo, los universitarios acudimos a nuestras convicciones, a la palabra empeñada y a la fuerza de voluntad para salir adelante.
He protestado cumplir con la Constitución General de la República, con la del estado de Veracruz y con nuestra Ley Orgánica. Me he comprometido, entonces, con la autonomía universitaria y con los derechos de los trabajadores, así como con una educación pública que ha de servir a la construcción de una sociedad que ofrezca oportunidades para todos, y donde prevalezca la libertad, la justicia y el desarrollo sostenible.
La Universidad Veracruzana tiene claramente definida su misión histórica aunada a su función social. Hace 65 años sus fundadores le encomendaron asumirse como la institución de educación superior del pueblo veracruzano, para que uniera sus necesidades y aspiraciones, a los objetivos y a las metas de la institución.
A las generaciones sucesivas que hemos recibido ese legado, nos ha correspondido luchar por alcanzar esos propósitos. Todo lo logrado por la Universidad Veracruzana, es el resultado de la suma de esfuerzos individuales y colectivos; de la incorporación de experiencias y de luchas comunes; de la convergencia de voluntades, de talentos y de sueños compartidos de una comunidad, cuyo rasgo es y ha sido la pluralidad y la diversidad.
En los años recientes, nuestra institución se ha visto inmersa en una dinámica de renovación y de cambio. De diversas formas y con diferentes programas apresuramos nuestro tránsito hacia la modernidad. Lo determinaron la conjunción de varias generaciones y las circunstancias políticas y sociales. El país se transformó y el estado de Veracruz hizo suyos los retos y las exigencias de una nueva época de mudanzas en la vida nacional.
Esa ha sido la misión de la comunidad universitaria: identificar los cambios sociales, políticos y tecnológicos de nuestro entorno. Y haciendo uso de todas sus capacidades, preverlos, estudiarlos, e impulsarlos para beneficio de los veracruzanos y el avance de la Universidad.
A casi trece años de autonomía, queda en evidencia que esa visión y ese impulso hicieron posible la consolidación académica de la Universidad. Mediaron acciones de enorme significado académico y tecnológico.
La Universidad Veracruzana tuvo la habilidad para adaptar sus mecanismos académicos a la nueva realidad de la educación superior; modificó audaz y visionariamente su modelo educativo; concretó la transformación y modernización de los servicios bibliotecarios, de información y de comunicación con nuevas herramientas tecnológicas, atendiendo a los requerimientos de la sociedad digital cuyas pulsiones movían la vida económica, social y política.
Todo ello significó la inserción de nuestra comunidad en la dinámica de la globalización y en el engranaje del sistema educativo del país; fue así como avanzamos en la recuperación de la presencia de la Universidad Veracruzana en el concierto nacional.
Las universidades públicas, en realidad actual del país, son un factor de estabilidad social y política; todavía más: las universidades mexicanas han creado un código común de valores y prácticas educativas en las que la calidad, la pertinencia, la innovación, la internacionalización y el compromiso social, se funden con la autonomía académica y la libertad de cátedra.
Es por ello que hoy tenemos mejores universidades, con profesores e investigadores más capaces, recursos tecnológicos e infraestructura mucho más modernos y avanzados que antes. Hoy no se habla de una crisis de la educación superior como en el pasado; todas las universidades públicas dedican parte fundamental de sus esfuerzos a la evaluación y a la acreditación de sus programas educativos. Todas luchamos por la calidad.
No obstante, la educación superior enfrenta problemas de diversa naturaleza: sólo el 26.5 por ciento de los jóvenes mexicanos tienen acceso a las aulas universitarias; otros muchos no encuentran un espacio en las universidades de su predilección; persisten problemas laborales, de simulación académica y, por supuesto, la insuficiencia de recursos públicos sigue siendo uno de los grandes déficits de las políticas gubernamentales.
Lo paradójico es que mientras en otros países del mundo la inversión pública en educación superior es motivo de protección y blindaje por parte de los gobiernos, aquí en México un sector de nuestra clase política sigue sin asumir que la educación es la apuesta más segura para que el país aspire a un futuro de justicia, bienestar y competitividad.
Una universidad estable y modernaLa Universidad Veracruzana ha puesto su mejor empeño en la búsqueda de la consolidación académica. Hoy es una universidad con una diversidad y amplitud de programas educativos que evidencian su creciente participación en la vida de Veracruz. Son pocos los espacios públicos o de los ámbitos productivo y cultural de la entidad en el que no se haga presente con sus egresados o con sus acciones académicas, de vinculación y de difusión de la cultura.
Al mismo tiempo, es una institución moderna en su operación pedagógica y tecnológica, bien articulada en sus planteamientos institucionales para enfrentar las exigencias de la globalización, la democratización, la eficiencia y la calidad.
Atendemos a una tercera parte de la matrícula estudiantil del nivel superior y una parte muy significativa de la investigación científica, tecnológica y humanística de Veracruz se realiza en nuestra casa de estudios.
Esto es lo que garantiza pero a la vez compromete la continuidad de nuestro proceso de academización de la universidad.
Pero sería un grave error de nuestra parte creer que continuidad es sinónimo de continuismo. Peor aún sería pensar y actuar desde el triunfalismo, deformación de la arrogancia política que aquí no tiene sentido ni razón de ser, pero que suele acomodarse al conservadurismo de quienes no quieren que la Universidad Veracruzana siga en su trayectoria reformadora.
La academización no es un concepto banal; no es ni coartada ni lema de un programa; la academización reconoce los rezagos pero hace valer las herramientas para superarlos; y es la vía más segura para corregir decisiones y encauzar los programas renovadores, motivando e incorporando a los universitarios en la superación de la universidad.
En suma, la academización es sinónimo de transformación y no de conformismo. Es el proceso mismo de la universidad en la dinámica de su quehacer cotidiano, en la que se resume la calidad, la innovación y la sustentabilidad, como fundamentos de las actividades sustantivas, de gestión y de regulación de la vida universitaria.
Hoy la universidad es más exigida en su quehacer sustantivo y en sus obligaciones con la calidad, la innovación y la transparencia. Es bueno que así sea. Si se nos exige desde la sociedad, la Universidad Veracruzana se exige más a sí misma; en la reafirmación de nuestro compromiso con la filosofía y los programas de nuestro proyecto académico, está el contundente rechazo al estancamiento y a la mediocridad en la institución.
Asimismo, los hechos demuestran que hemos llegado a un punto de nuestro trayecto histórico, en el que nuestra responsabilidad académica tiene un mayor peso social, y en nuestra responsabilidad social recae un mayor peso académico.
Me pregunto en estas circunstancias: ¿Podemos, compañeras y compañeros universitarios, ser indiferentes a los graves problemas que enfrenta la sociedad mexicana? A la crisis económica y social hay que sumar la crisis de destino y de proyecto nacional.
Una universidad pública como la nuestra no puede estar ajena al quebranto moral de los ciudadanos, ni tampoco puede desatender la descomposición social. Nada pone más en evidencia la declinación de una sociedad que el extravío de los valores, la falta de cohesión social y la pérdida del respeto a la vida humana.
No soy de los se recrean en el pesimismo, pero hay que reconocer que México está en riesgo de convertirse en un país inviable, exactamente todo lo contrario a lo que son nuestros deseos y a las intenciones de nuestras propuestas académicas. Si eso llegara a ocurrir, se cancelaría el futuro de millones de jóvenes. Porque creo en el optimismo de la voluntad, debemos cumplir con nuestra cuota de responsabilidad para impedirlo.
En esta tarea no pretendemos que la universidad haga más de lo que la sociedad le ha señalado como sus funciones sustantivas. Ni mucho menos lo que no le corresponde. Pero entendemos que la dimensión de los problemas nos involucra directamente y nos afecta.
Ya no es suficiente apoyar el desarrollo económico ni pensar todo en términos de eficiencia y de productividad. Hay valores y actitudes que no se miden a partir de costo y beneficio.
Quiero recordar aquí que nuestra universidad nació en un momento de transición de la vida nacional. El de hoy es otro momento de tránsito y de nuevas definiciones: en el Primer Foro Universitario que celebramos en junio de este año, fueron muchas las voces que expresaron que hoy la universidad tiene que dar un paso más hacia su consolidación académica.
Pero señalaron repetidamente que en las circunstancias actuales de la nación, debe asumir un papel mucho más protagónico, apoyando la construcción de un modelo de sociedad menos desigual y más democrática.
Estamos del lado de aquellos que consideran que las responsabilidades de una universidad pública trascienden las aulas universitarias. No olvidemos que nuestras instituciones no nacieron para rendir culto al ostracismo ni para ser torres de marfil. Nacieron para vivir y sentir la historia, las experiencias, las tradiciones, el color y las entrañas de nuestro pueblo. Para aprender de su pasado; para pulsar su presente y su futuro.
Considero que llegó el momento de que los egresados de las universidades públicas retomen la conducción política, intelectual y técnica del país. Quienes impulsaron las teorías que sostienen el actual modelo económico son los mismos que llevaron al país al estancamiento y a la recesión; sus dogmatismos en la política económica y sus visiones anacrónicas y reduccionistas del papel del estado, se han agotado.
La construcción de un nuevo modelo para el desarrollo nacional, ha de ser ahora responsabilidad de los profesionales y técnicos de las universidades públicas, a quienes debemos de formar y educar en la convicción y el compromiso con la sociedad y sobre todo con los que menos tienen.
Estoy convencido de que esta es la hora de la universidad pública. Es la hora de la universidad socialmente responsable. En este momento de inflexión, la Universidad Veracruzana luchará por estar presente en esta formidable tarea en todos los foros y espacios de discusión pública que la requieran y, al mismo tiempo, contribuyendo con nuestras capacidades a la formación de los recursos humanos que requiere nuestro estado y que exige nuestro país.
Nueva transición hacia la calidad y la sustentabilidad En esa perspectiva, sin perder de vista el contexto nacional, hemos identificado y focalizado muy bien nuestros retos y nuestros objetivos: hoy requerimos profesionales más competentes y competitivos, altamente preparados para constituirse en la vanguardia intelectual y técnica del estado de Veracruz.
El proceso de academización se guía por lo básico: hay que tener buenos docentes e investigadores y buenos estudiantes; hay que profundizar nuestra vinculación con el entorno veracruzano, y hay que poner en marcha la propuesta institucional que representa el proyecto académico de los propios universitarios.
Con base en nuestras capacidades humanas, tecnológicas y en el propio desarrollo alcanzado por la universidad, con un proyecto académico cuyas señas de identidad sean la calidad y la innovación, estaremos en mejores condiciones para enfrentar los desafíos de la sustentabilidad en el estado de Veracruz.
El trabajo realizado durante los últimos años garantiza la solidez de nuestros planteamientos hacia el futuro. Tengo confianza plena en las aptitudes de los universitarios. Gracias a ellos, a los académicos, a los trabajadores y estudiantes, hemos llegado hasta aquí.
Estoy seguro que vamos a contar con ellos para continuar este proceso. Y debo decir que de ningún modo nos arredran los retos que pretendemos echarnos sobre los hombros. Reconozco que algunos programas requieren de enmiendas y correctivos. El MEIF será objeto de reformas y adecuaciones; vamos a revisar a fondo e integralmente la legislación universitaria, en consonancia con los cambios experimentados por la universidad. Lo mismo haremos en la reorganización administrativa y financiera.
Vamos a descentralizar y a desburocratizar la Universidad Veracruzana. Continuaremos haciendo más con menos, reduciendo el gasto corriente y haciendo más eficiente la administración en todas sus áreas.
Estoy plenamente consciente que los programas tienen mayor factibilidad si planeamos nuestro proyecto con sentido estratégico, partiendo de los retos y compromisos más significativos que la propia comunidad nos ha señalado.
Los retos y compromisos son los siguientes: descentralización; calidad e innovación académica; sustentabilidad interna y externa; democratización y transparencia; multiculturalismo e internacionalización; atención integral centrada en el estudiante.
Síntesis de retos y compromisos
Nada se podrá hacer en la Universidad Veracruzana a partir de ahora sin la participación de las regiones. Esta fue una de las conclusiones más resonantes del Primer Foro Universitario. Emprenderemos una descentralización que acorte las brechas creadas por el centralismo. Tomaremos medidas para adecuar la oferta educativa a las necesidades y oportunidades regionales y locales; y transferirermos jurídica, financiera y académicamente la gestión institucional a las vicerectorías.
La descentralización supondrá la elaboración, discusión y aprobación en su caso, de una nueva legislación con la cual podamos construir una organización académica y administrativa, con altos niveles de autonomía de gobierno y ejercicio presupuestal. El segundo compromiso es con la calidad y la innovación. La experiencia demuestra que la innovación ha jugado un papel decisivo en los logros de la calidad. Este proceso innovador orientado a la calidad nos va a permitir llevar a cabo una tarea programática inaplazable: las reformas al MEIF. Los cambios en la estructura, organización y programación de horarios de las experiencias educativas van a permitir que los estudiantes aprovechen mejor su tiempo y vamos a generar condiciones para su participación en investigaciones y en otras experiencias educativas que contribuyan a su formación integral.
Consideramos que la elevación de la matrícula se logrará mediante programas innovadores: diversificación de la oferta educativa de acuerdo con las necesidades y oportunidades del desarrollo regional; mayor presencia del posgrado en los campus distintos a Xalapa; utilizando las modalidades educativas garantizando los estándares de calidad reconocidos por evaluaciones externas.
El desarrollo del proyecto Aula que sostiene como punto de referencia la formación de los docentes para fortalecer las estrategias de auto aprendizaje en los estudiantes, tendrá un impacto directo en el mejoramiento del MEIF; una mejor formación de los docentes en Aula, será la vía más directa para un auto aprendizaje de calidad en beneficio de los propios estudiantes.
Continuaremos consolidando el sistema de gestión orientado a la certificación y acreditación; incrementaremos y diversificaremos los posgrados, y los esfuerzos de la investigación científica, tecnológica y humanística estarán orientados a las áreas prioritarias para la sustentabilidad de Veracruz.
El programa de desarrollo del personal académico contendrá un sistema integral para su gestión con el fin de normar la carrera académica y garantizar el desarrollo institucional.
Cuestión relevante es el programa de formación de jóvenes académicos que diseñaremos para la renovación de la actual plantilla académica, con el propósito de contar con académicos altamente calificados, ética e institucionalmente comprometidos.
El tercer compromiso es con la sustentabilidad y se guiará por cuatro componentes estratégicos: una gestión institucional sustentable para garantizar la promoción de una cultura de la sostenibilidad entre la comunidad universitaria; el impulso de prácticas sociales orientadas a la solución de problemas ambientales internos y externos; la generación de investigaciones inter y multidisciplinarias que respondan a las necesidades de la sustentabilidad regional y de distintos grupos sociales; y, promover una educación para una sociedad sostenible.
El cuarto compromiso programático es la democratización y la transparencia. La estabilidad y la confianza en la Universidad Veracruzana se deben en buena medida a su política de transparencia y rendición de cuentas. La democratización de la UV significa fortalecer la participación del Consejo Universitario General y de los organismos colegiados en la deliberación, consulta, diálogo, discusión y decisión de los problemas de la universidad.
El quinto compromiso es con el multiculturalismo y la internacionalización, que deben orientar los programas institucionales para reconocernos localmente diversos y proyectarnos hacia el exterior. El programa de trabajo debe contemplar el fortalecimiento de la UVi, la investigación sobre las enormes potencialidades que ofrecen los saberes tradicionales y los programas de vinculación universitaria.
La atención integral centrada en el estudiante es el sexto compromiso. Se ha destacado en diversas ocasiones que los estudiantes son la razón fundamental de nuestra universidad. Una gran parte de los programas anteriormente mencionados apoyan esta misión.
Se fortalecerán todos aquellos que favorezcan el ingreso de un mayor número de estudiantes, su formación académica integral, el aumento de servicios diversos como la atención y cuidado de su salud, el estímulo de la movilidad nacional e internacional, así como programas de orientación sobre sexualidad, drogas, violencia intrafamiliar, integración a las ciudades y a las comunidades locales.
Los compromisos aquí esbozados, darán contenido a nuestro Programa de Trabajo 2009-2013. Son los desencadenantes del proyecto académico de la Universidad Veracruzana, la cual, orgullosamente pública y autónoma, refrendará su compromiso con el desarrollo sustentable, con la promoción de una cultura democrática y con los valores del humanismo.
Honorable Junta de Gobierno, Honorable Consejo Universitario, señoras y señores, compañeras y compañeros universitarios:
Quiero ratificar que me siento orgulloso de pertenecer a la Universidad Veracruzana. He aprendido y he vivido en ella, y conozco de su complejidad y de sus retos. Se, por lo tanto, la enorme responsabilidad que significa la representación que se me ha asignado, y comprendo muy bien el plazo perentorio de esta encomienda en el horizonte de compromisos que hoy estoy asumiendo, junto con el equipo que me acompañará en esta nueva etapa.
No hay, pues, en este nuevo comienzo, horizonte de largo plazo para la ejecución de nuestros programas. En ese sentido estos reclaman atención inmediata. No aquella que implique improvisación ni dispersión de nuestras fuerzas. Tampoco el inmediatismo inútil que nos impida la evaluación y la crítica.
Todas nuestras acciones programáticas y nuestros compromisos, tienen como orientación estratégica la calidad, la sustentabilidad y la innovación.
Concentremos en ellas: en la calidad de los programas educativos y de investigación en los que profesores, investigadores y estudiantes, asuman su centralidad, y se constituyan en los líderes del mañana y en los conductores de un nuevo modelo de desarrollo del país; en la sustentabilidad que fortalezca nuestro ambiente interno y nuestra vinculación con los diversos sociales y productivos de Veracruz para impulsar su desarrollo sostenible; en la innovación que nos incorpore y nos permita participar y ser protagonistas en la dinámica de la sociedad del conocimiento.
Dejemos, asimismo, que la creatividad y nuestra actitud deliberada nos lleven tan lejos como alcancen nuestras fuerzas, sin llegar a la imprudencia o al desgaste. Tenemos los recursos humanos para hacerlo. De eso estoy seguro. Nos respalda, por si fuera poco, una vigorosa fortaleza cultural y editorial, y un humanismo que permea en nuestras concepciones y actitudes académicas.
Para todos nuestros propósitos contamos con la autonomía universitaria y la libertad académica que en los últimos años han cobrado fuerza y sentido en el quehacer de la institución.
Han sido los académicos, los estudiantes y los directivos, ejerciendo la autonomía de forma responsable y comprometida, los promotores de los cambios de la universidad. Con su tesón y con su perseverancia, acabaron con la falsa creencia de las fórmulas mágicas; hoy ya no se atienen a las promesas de proyectos que ofrecen soluciones de la noche a la mañana; ya no creen en los cambios culturales y organizacionales por decreto.
Ahora, los miembros de la comunidad universitaria creen en sus propias capacidades. Creen en ellos mismos y han hecho suyo el proyecto académico que ahora está en marcha. Esto es lo que nos anima a impulsar esta nueva etapa de transformaciones.
He creído siempre que la Universidad Veracruzana debe ser incluyente, abierta, universal en congruencia con su naturaleza. Por lo tanto, en los hechos, las autoridades debemos estar dispuestos a la crítica y a la autocrítica, atentos a las inquietudes y propuestas razonables de los universitarios; preparados contra las deformaciones que provocan la arrogancia y la autocomplacencia.
Nuestra universidad está dispuesta, además, a hacer alianzas estratégicas con los diferentes sectores de la sociedad, en especial con el gobierno del estado, cuyos proyectos de desarrollo han coincidido con los de nuestra casa de estudios.
Por nuestra relación de respeto y colaboración con las organizaciones sindicales confiamos en que el FESAPAUV concurse y participe de nuestros proyectos innovadores, y se sume a los cambios que haremos en el MEIF. Su compromiso con las iniciativas de mejoramiento académico, nos garantizan una perspectiva de entendimiento y de mayor participación en el proceso de consolidación de nuestro proyecto institucional.
Estoy convencido de que vivimos una etapa crucial en la vida de la Universidad Veracruzana. La entiendo y la asumo como una oportunidad.
Una oportunidad única porque nuestro proyecto académico tiene un propósito indivisible e irrenunciable: servir a Veracruz y al pueblo veracruzano.
Obra de todos, resultado del esfuerzo de toda nuestra comunidad, hoy empieza a surgir la nueva Universidad Veracruzana. La vemos surgir renovada, orgullosa de su pasado, aprendiendo del él y de su presente, preparada para construir su porvenir.
Emerge vigorosa y con un futuro cierto. Anticipa ya que en 2013, en nuestra institución ondearán las banderas del 100 por ciento de las programas acreditados por su calidad; ondearán las de una autonomía vigorosa, reformada y fortalecida; ondearán las de la innovación y la sustentabilidad progresistas, y las de una institución de excelencia, líder en la formación de las mujeres y hombres con los que Veracruz va a atravesar y superar los retos del siglo XXI.
A eso me comprometo; a eso convoco a todos los universitarios. A transitar con dignidad y responsabilidad esta nueva travesía, a que vayamos decididos, unidos, a colocar en la cima de la Universidad Veracruzana, las banderas de su grandeza académica y de su compromiso con el pueblo veracruzano.
¡VIVA LA UNIVERSIDAD VERACRUZANA!

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