lunes, 14 de septiembre de 2009

Artículo semanal del Rector: 65 años de la Universidad Veracruzana


Artículo semanal del Rector
Lunes 14 de Septiembre de 2009

65 años de la Universidad Veracruzana

Raúl Arias Lovillo

Hace 65 años, a la sociedad veracruzana se le dotó de una institución cuya finalidad era la de promover la investigación científica, impartir la educación superior y fomentar la cultura. Esa institución representaba de la manera más noble los ideales de aquella época: formar y difundir la cultura superior, estar al servicio de las clases laborales, reproducir y transmitir el conocimiento, la ciencia y la cultura. Esa institución era la Universidad Veracruzana, reproductora y transmisora de valores, del conocimiento, la ciencia y la cultura.
Desde aquel 11 de septiembre en que fue formalmente constituida, la UV se ha apegado a esta orientación, extiende estos principios a la pedagogía de sus actos y a sus compromisos humanísticos.
En estos primeros 65 años la Universidad Veracruzana ha dado a la sociedad su conocimiento y su compromiso, no sin dificultades, pues en ninguna parte hay travesías universitarias exentas de dificultades. Las hubo, las hay ahora y las habrá siempre. Es, hasta cierto punto, un proceso natural de los grupos sociales, pero lo verdaderamente importante es que esas dificultades vistas en perspectiva han sido los componentes en medio de los cuales hemos levantado nuestros proyectos académicos; y en muchos de ellos la comunidad ha tenido el talento y la perspicacia para encontrar atajos en el propósito de alcanzar más pronto las metas y objetivos de nuestra institución.
Así hemos ido forjando la casa de estudios que anhelan los veracruzanos: como un espacio común en el que todos los ingredientes sociales, culturales y humanos hacen la amalgama perfecta de un universalismo académico en el que concurren las más distantes y distintas creencias ideológicas y opiniones filosóficas y científicas.
En ese sentido somos una universidad abierta, diversa, incluyente, enemiga de los dogmas y de los totalitarismos académicos, decidida a mantener las puertas abiertas a todas las corrientes de pensamiento. En esa definición, sin duda, se sustenta la autonomía académica y la libertad de cátedra, en ella se fundamenta el quehacer cotidiano de nuestra comunidad.
Estoy convencido que la autonomía y la libertad son resultado de un largo aprendizaje, de un caminar incesante por la comprensión, reflexión y experiencia, de un transitar responsable y sin pausa por el pasaje de la prueba y el error, siempre con el objetivo de lograr nuestra misión educativa.
Un reconocimientoEl pasado viernes 11 de septiembre, en un acto esencialmente universitario, la comunidad de estudiantes, académicos y trabajadores de la Universidad Veracruzana rendimos un sentido y sincero homenaje a los Rectores que fueron protagonistas de una etapa fundamental de la vida universitaria, a quienes en las últimas tres décadas llevaron a buen puerto el timón del buque insignia de la educación superior de Veracruz, demostrando con su presencia lo que somos y lo que debemos ser, compendio de saber y de carácter, de visiones y creencias, de unidad y compromiso con nuestro estado y con la propia institución.
Durante sus rectorados estos personajes ilustres libraron una lucha por vencer las circunstancias, buscaron fusionar lo deseable con lo posible. En nuestros Rectores se expresaba siempre la decisión de conducir a nuestra comunidad en la búsqueda de conquistar nuevos territorios del conocimiento, de la técnica y de la difusión artística y cultural.
Fue sin duda una difícil pero productiva etapa de 1971 a 2004, periodo que en 1971 inició Rafael Velasco Fernández y siguieron Roberto Bravo Garzón de 1973 a 1981; Héctor Salmerón Roiz de 1981 a 1983; Carlos Manuel Aguirre Gutiérrez de 1983 a 1986; Salvador Valencia Carmona de 1986 a 1991; Rafael Hernández Villalpando de 1991 a 1992; Emilio Gidi Villarreal de 1992 a 1997; y hasta el periodo de Víctor Arredondo Álvarez de 1997 a 2004.
Cada uno de ellos aportó invaluables esfuerzos en la edificación de este proyecto humanístico que encarna la UV. Nadie que ha ocupado el cargo de Rector ha escatimado talento, capacidad y esfuerzo. Puedo asegurar que quien asume la Rectoría de la UV lo hace con la convicción de servirle, darle lo mejor que tiene como académico, universitario y como ser humano.
El reconocimiento que la comunidad universitaria dio a quienes forjaron un pasado promisorio, fue una forma de revivir un pasado de hondura y esplendor sobre el paisaje de un presente, en el que se lucha por la excelencia y consolidación de todo lo realizado a lo largo de muchas décadas.

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